Pocas personas pueden describir mejor el espíritu con el que ha nacido esta aventura, viajerorunner.com, como Lourdes Aguiar.
Sus narraciones rebosan motivación, vitalidad, espíritu de superación y una frescura que hacen que te sientas partícipe y compañero a través de sus viajes interiores y exteriores, a través de sus miedos, luchas, alegrías y experiencias. Como a ella muy bien le gusta decir, se corre con el corazón, ahí es donde viven los sueños. Empecemos este viaje.
Háblanos un poco de ti
Soy Lourdes Carolina Aguiar. Nací el 11 de enero de 1984, en Monte Grande (ciudad en la que vivo desde siempre), en Buenos Aires. Tengo la enorme bendición de tener como padres a Marta y a Roberto. Soy hija única. Hace 10 años que estoy en pareja con mi gran amor Walter, con quien me casé hace tres.
Soy licenciada en Periodismo y hace doce años trabajo como productora en El Trece, en el noticiero “Arriba Argentinos”.
¿Por qué y cuando comenzaste a correr?
Siempre pensé que correr no era para mi. Cada vez que había una carrera local, mi mamá me incentivaba a probar… pero yo odiaba la idea. Me costaba respirar y me dolían las rodillas. Cuando empecé a salir con Walter, lo acompañaba a algunas carreras (participaba en una o dos por año) y me encantó el ambiente. Creo que ahí empezó el amor por el running.
Después de que terminé el secundario, empecé a ir al gimnasio y cambié el desagrado por los deportes a fanatismo. Encontré unas clases de Tae-bo a las que me encantaba ir y no faltaba jamás. Un día tuve que faltar. El motivo? Tenía que ir a buscar a mi Corleone, mi hijo de cuatro patas, que ya había cumplido 45 días y estaba listo para venir a casa. El horario en el que tenía que encontrarme con él coincidía con el de la clase, así que pegué el faltazo. Ese día fui al gimnasio más temprano y me atreví a subirme a una cinta. Fue ese bendito día en que troté mis primeros 15 minutos.
Como Corleone era muy chiquito y no podía dejarlo solo… aprovechaba los ratitos que el se dormía para salir a correr cerca de mi casa. Así me fui fanatizando… y a medida que sumaba kilómetros, me apasionaba cada vez más.
¿Qué papel en lo personal y deportivo juegan en tu vida tu esposo, Walter Rodríguez y tu perrijo, como te gusta llamarlo, Corleone?
Walter y Corleone son, junto a mis padres, los ejes de mi vida.
De Walter me enamoré la primera vez que lo vi… me moría de amor cada vez que pasaba por su local o cuando lo veía un sábado a la noche en el bar donde coincidíamos. Pensé que nunca iba a fijarse en mi pero, gracias a Dios (y a él claro), me equivoqué. Hace 10 años que estamos juntos. Siempre digo que es mi compañero de aventuras y mi gran amor. Es una persona que siempre logra hacerme sentir especial y que me ayuda a superarme. En cada carrera que corremos él llega a la meta y después vuelve a buscarme, así me acompaña los últimos kilómetros. Y en cuanto a la natación, siempre va a mi lado cuando nadamos en aguas abiertas. Con mi temor al agua es muy difícil “lidiar” conmigo. Las únicas dos personas que lograron ayudarme y contenerme en mis 33 años fueron Walter y mi profesor Andrés Ghibaudi. Me dan la confianza que necesito y me apoyan siempre.
Corleone… qué decir de ese perrito… Lo amo desmedidamente. Adoro a los animales. De hecho, me hice vegetariana porque no admitía comerme a quienes tanto defendía. Los perros son mi debilidad. Pero Corleone “es más” que un perro. Es mi chiquito, mi compañerito. Me espera al final de cada entrenamiento… Se alegra al verme llegar. Me regala su alegría y me hace muy feliz. Le agradezco a Dios y a la vida habernos unido. Siempre digo que Corlo es mi ángel guardián de cuatro patitas.
¿Cómo es tu día a día? ¿cómo compaginas el trabajo con los entrenamientos?
Me levanto a la 1.45 de la madrugada y me voy a trabajar. Siempre entré a la madrugada, sólo que desde julio cambié de puesto y entro aún más temprano. Muchos dirán que es un martirio, pero yo ya estoy acostumbrada y ese horario me permite tener más tiempo libre para entrenar. Al viernes suelo llegar muy cansada y más aún si algún día no puedo dormir una siesta. La siesta es fundamental para el “funcionamiento” de mi rutina.
Llego a mi casa antes del mediodía, almuerzo y me acuesto un rato. Después, arriba y a entrenar. Como ahora estoy recuperándome de mi tendinitis de rodilla y quiero estar óptima, estoy corriendo poco y nada. Así que por el momento, lunes y viernes entreno bici y después una rutina en el gimnasio. Los miércoles y sábados hago una rutina. Martes y jueves practico natación. Mi idea es otra vez ir incorporando gradualmente el running. El domingo, salvo que tenga alguna carrera, lo estoy usando para descansar. Todo esto va cambiando: voy a ir sumando días de bici + correr y usar los domingos para fondos de bici o running. Siempre respetando los tiempos de mi rodilla y de mi cuerpo en general. Con el tiempo aprendí que el entrenamiento tiene que ser pensado en función del bienestar de uno mismo… sino, por querer hacer mucho y de forma desmedida, a veces las cosas no salen como uno las planea.
¿Cuáles son las principales pruebas en las que has participado? ¿qué destacarías de cada una de ellas?
Corrí 5 maratones en Buenos Aires, una en Tucumán, una en la Muralla China y otra en Rapa Nui (Isla de Pascua). Siempre digo que cada carrera es especial porque nunca afrontamos los kilómetros de igual manera. Correr en Buenos Aires tiene el encanto de “ser local”, y de saber que mis padres están esperándome en la llegada.
Sin lugar a dudas, la Maratón de la Muralla China fue una de las mejores experiencias que viví. Un país tan lejano y distinto al nuestro, y una carrera dura pero tan mágica, que vale la pena. En cuanto a la maratón de Rapa Nui tuvo un plus muy especial y es que dos días antes participé de mi primer triatlón, en el Océano Pacífico. Fue un entrenamiento físico, y sobre todo mental, exigente pero logró el objetivo de forma más que satisfactoria.
Amo participar de carreras, ver la emoción de la gente, sentir que le estoy poniendo el cuerpo a lo que quiero. Es hermoso.
En cuanto a las competencias en el agua, eso es una historia totalmente distinta.
¿Cómo fue la preparación y la competición en tu primer triatlón?
Tuve pánico al agua desde los 6 años. Casi me ahogué en una pileta de la colonia de vacaciones y desde ese momento nunca más volví a meter la cabeza bajo el agua. Meterme en una pileta o el mar significaba un martirio… y siempre con el agua hasta la rodilla. Un día acompañé a Walter (y otra vez él tiene que ver con decisiones que cambian mi vida… por eso siempre le agradezco) a un duatlón y ahí charlé un poco con su profesor, Andrés Ghibaudi. El me incentivó a probar y prometió sacarme el miedo. Con un poco de incredulidad y muchísimo temor, decidí probar. Me di un mes de plazo… si notaba que no había progresos, iba a dejar. Le aclaré al profe que conmigo no funcionaban las técnicas que quizás con otra personas resultaban. Siempre mis historias de “probar” hacer natación habían terminado en llanto y sufrimiento. Pero esta vez fue muy diferente. Con mucha paciencia el logró que yo metiera la cabeza bajo el agua y de a poco me fui animando. Recuerdo que las primeras veces casi que me llevaba a upa a la parte profunda, como si yo fuera una nena… pero con 32 años. Y así fui evolucionando. Siempre es difícil para mi cada paso que doy. Como fue nadar en el río por primera vez, meterme en el mar o nadar en el océano. Nado lento y no tengo buena técnica. Pero nado. Y nadie puede imaginarse lo importante que eso es para mi. Y lo agradecida que estoy a Walter y a Andrés por ayudarme. Recuerdo que cuando fue mi primer triatlón, yo fui pensando que en el lugar no había olas… pero claro, es mar. Es como una bahía donde tal vez las olas no son de esas que te tapan, pero bueno, el agua se mueve y hay olas. Yo entrené muchísimo para el triatlón, pero sabía que la parte de nadar era algo más mental que físico. La noche antes del triatlón tuve fiebre y me sentí pésimo. Sin fuerzas me levanté y fui. Y pude hacerlo, con mucha dificultad, pero pude. Walter nadaba al lado mío y me hablaba, dándome calma y ánimo.
Al salir del agua no podía creer que lo había logrado. Tosía, enferma, y lloraba. Todavía nos quedaba pedalear 18 km y correr 5, pero para mi la parte más difícil ya había pasado.
Creo que voy a vivir siempre con miedo al agua, sólo que ahora me atrevo a hacerle frente y peleo cuerpo a cuerpo con él. Por eso me pongo siempre nuevo desafíos… quiero ganarle a mi miedo.
Tu profesión como periodista la compaginas con artículos en PasiónRunner. Cuéntanos esta experiencia.
Siempre me encantó escribir. Yo trabajo como productora de un noticiero y, entre otras cosas que hago, escribo el videograph (los títulos que aparecen en pantalla) y escribo los textos para que lean los conductores. Me encanta mi trabajo.
En mi FB siempre cuento mis experiencias, mis miedos, mis sueños. Disfruto mucho escribiendo.
Un día estaba en el canal y Pablo Gravellone, un compañero y excelente periodista deportivo, me propuso si quería escribir sobre running para la página de Toda Pasión, la sección deportiva de Tn.com.ar, el sitio de noticias más importante de Argentina. Me super emocioné con la propuesta y le agradezco infinitamente a todos los que permiten que cada semana salga publicada la columna. Pablo me dijo que el editor iba a ser Santiago Martella y que probáramos a ver cómo resultaba. Así que cada semana les mando a ellos el texto para que lo publiquen.
Pasión Runner cuenta experiencias de vida de corredores y también informa un poco sobre la magia del correr, con novedades de eventos, productos y detalles que hacen al mundo del running.
¿Qué valores crees que te ha inculcado la práctica del deporte?
El deporte permite una superación personal y una felicidad inconmensurable. Correr, pedalear, nadar son como bendiciones. Siempre digo que no soy buena en el deporte, pero a cada cosa que practico le pongo lo mejor de mi. Entreno muchísimo y palpito cada desafío como si fuera la mejor del mundo, que compite por algo importante.
El deporte me hizo llorar, me hizo reir, me permite soñar, me invita a desafiarme. Y a través del deporte conocí a muchísima gente maravillosa.
El deporte es sanador. Lamento no haber descubierto antes la magia de practicarlo.
¿Qué beneficios para el cuerpo y para la mente consideras que aporta la práctica deportiva?
Como dije anteriormente, correr cura. Es una bendición poder avanzar y sentir que sos vos el que está alcanzando esa meta. Agradezco a Dios y a la vida por poder hacer lo que hago. A veces con Walter pensamos en lo mucho que nos cuesta ahorrar y pagar un viaje para poder competir en algún lugar… pero estamos más que agradecidos por poder hacerlo.
Vale la pena cada entrenamiento, cada gota de sudor. El sentimiento de cruzar el arco de llegada es un boom de felicidad en la cabeza, en el corazón y un impulso gigante para decirse a uno mismo “yo puedo… vamos por más”.
¿qué opinas de la participación de la mujer en el deporte?
Creo que el deporte es como la vida misma. Las mujeres y los hombres son necesarios en el deporte y me sorprende la evolución increíble que se logra día a día en marcas, en competencias.
Hay atletas magníficos, inspiradores, tanto hombres como mujeres. Gente que con sólo verla te dan ganas de ir por más.
Cuéntanos alguna anécdota que te haya pasado en una carrera o entrenando
Uffff… tengo millones. Voy a citar una muy reciente y que define mi historia con el agua. Cuando arrancó el triatlón en la Isla de Pascua, sonó la chicharra de salida y todos se metieron corriendo al agua. Yo empecé caminando y respirando rápido mientras avanzaba pensando “¡¿qué hago acá?!”. Temía no atreverme y frustrarme. Había tanta gente que me apoyaba y que estaba esperando que lo lograra… y sobre todo Walter, que iba a mi lado, hablándome. Me costó mucho entrar… cada vez que venía una ola, era pánico total. Walter me tranquilizaba y pasaba. Como tardaba mucho en comparación con el resto de los competidores, un miembro de la prefectura local que custodiaba la competencia vino a preguntarme qué pasaba. Walter le contó en diez palabras mi historia. Y después era yo luchando con mis temores… mientras Walter, los de Prefectura, el resto de los atletas que hacían una distancia mayor y los organizadores que estaban en la orilla, estaban alentándome. Muy loco. En algún punto me sentía una tonta… después, a los segundos entendí que hacía pocos meses que yo ni siquiera toleraba que me salpicaran la cara… y ahora estaba nadando en el Pacífico. Y fui feliz, con miedo. Pero me sentía desmedidamente feliz y agradecida por el aguante de todos. Cuando ya me acercaba a la orilla Walter me dijo que ya podía pararme, que hacía pie y que era momento de correr afuera del agua. Para ese entonces ya tenía las antiparras llenas de lágrimas. Me las saqué y corrí. Walter me dijo “te superaste a vos misma, dale”. Quedaban más km por recorrer, y así enferma como estaba, pero muy muy muy emocionada, salí del agua. Lo había logrado.
¿Qué recomendaciones le darías a alguien que quiera iniciarse en este mundo?
Intentarlo siempre. Esa es la clave. Fijarse un objetivo e ir por él. Nadie ni nada deben detenerte. Si correr, te hace feliz, corré. No importa a qué ritmo. El sentimiento de superación personal es algo que sólo vos mismo podés regalarte y vale la pena.
No siempre serán éxitos, pero les aseguro que vale la pena intentarlo. El deporte me regaló muchos de los mejores momentos de mi vida.
¿tienes alguna frase motivadora o pensamiento que te ayude en los momentos difíciles?
Cuesta, pero vale la pena.
Que nada ni nadie te detengan.
Si fuera fácil, cualquiera lo haría (esa la tomé prestada de la remera de la carrera del Cruce de Salto Grande y me encantó”.
¿Qué sueños te quedan por cumplir dentro de este mundo a medio y largo plazo?
Mi próximo gran objetivo es lograr el Ironman 70.3 en Nordelta (Tigre, Buenos Aires). Para ello tengo que entrenar muchísimo. La competencia es en noviembre de 2018. En el medio tengo una carrera de 4 km en Ramallo, en el río Paraná. Claro está que yo no lo vivo como “carrera” en cuanto a tiempo, sino más bien como el desafío de lograrlo y ganarle a mis miedos.
En cuanto a carreras me gustaría participar pronto de alguna Major, correr en mi lugar favorito del mundo (Disney, junto a mi amado Mickey), soñamos con hacer la Maratón del Círculo Polar Ártico. Me encantaría correr maratones por todo el mundo. Que no lo hagamos siempre tiene que ver con una cuestión de costos, y no de falta de voluntad, claro.
Me encantaría hacer alguna ultramaratón. Me encantaría participar de más triatlones… creo que para soñar un Ironman me quedan km y años (muchos) de entrenamiento. Pero no lo descarto. Quiero, sueño, necesito ir por más. Cada día cuando suena el despertador a la 1.45 de la madrugada, mientras el resto del mundo duerme, yo pienso en mis sueños. Yo trabajo para aportar a ellos. Entreno para ellos. Y sí, vale la pena.
Tengo tantos sueños por cumplir, que me emociona sólo contarlos… Los sueños son el motor de mi vida.
Gracias, Lourdes. Esperamos que cumplas tus sueños y que nos permitas acompañarte en ese apasionante viaje.
MI PRIMER MARATÓN. OCTUBRE 2013
MARATÓN GRAN MURALLA CHINA. MAYO 2016
MARATÓN GRAN MURALLA CHINA. MAYO 2016
1KM RAMALLO. DICIEMBRE 2016
TRIATLON RAPA NUI, ISLA DE PASCUA. JUNIO 2017
TRIATLON RAPA NUI, ISLA DE PASCUA. JUNIO 2017
MARATÓN BUENOS AIRES. OCTUBRE 2017